Cada año, al resplandor melancólico del otoño, Los pájaros remontan el vuelo sobre un océano desierto, Trinando y gorjeando con prisa jubilosa Por llegar a una tierra que su memoria profunda conoce. Grandes jardines colgantes donde se abren flores De vivos colores, hileras de mangos de gusto delicioso Y arboledas que forman templos con ramas entrelazadas Sobre frescos senderos...todo esto les muestran sus vagos sueños.
Buscan en el mar vestigios de su antigua costa, Y la alta ciudad blanca, erizada de torres... Pero sólo las aguas vacías se extienden ante ellos, Así que al fin dan media vuelta una vez más. Y mientras tanto, hundidas en un abismo infestado de extraños pólipos, Las viejas torres añoran su canto perdido y recordado.
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